Hoy hemos pasado el día en un parque nacional, donde supuestamente íbamos a hacer un trekking por la selva, un paseo a lomos de un elefante, visitar un par de tribus étnicas de la zona, bajar un río en barcas de bambú y bañarnos en una cascada.
¡Turistada del copón bendito!
Juro que no lo volveremos a hacer. Joder….a veces parecemos nuevos.
Nos recogen para posteriormente pasar a recoger a otros turistas hasta hacer un grupo de 12 personas: dos ‘fifis’ alemanas que no podían con los bichos, dos parejitas de ingleses jovencitos a cual más tonto, tres asiáticos mudos y un suizo. Éste último, el único con el que pudimos charlar con simpatía.
Nos conducen hasta una especie de campamento donde aguardaban muchos elefantes, nos ubican de dos en dos a lomos de los paquidermos y comenzamos un paseíto por la jungla en el que los elefantes, más mansos y amaestrados que perrillos, hacían todo tipo de ‘monerías’. La organización tenía estudiadas tres paradas en el recorrido donde te vendían comida para los elefantes, cañas de azúcar y bananas a 20 Bhats la bolsita… mientras caminabas el bicho te ponía la trompa en los morros, le dabas la banana o te resoplaba en el careto. Divertido, sin más…
Nos acercaron al ‘pueblo’ aledaño, habitado por la étnica Karen, donde supuestamente íbamos a ver como vive la gente de esa ‘remota zona’… pues ni remota, ni gente, ni tribu. Cuatro señoras cosiendo e hilando bufandas y pañuelos para después ponerlos a la venta a modo de souvenir para el turistas, cuatro niños intentando vender pulseritas a 5 Baths, y un tenderete con coca colas y cervezas frías a disposición del consumidor. O sea, algo súper remoto, étnico y exclusivo…
A continuación comenzamos un ‘trekking’, que se resume en una caminata de 20 minutos por una pista forestal por la que también transitaban coches y que terminaba en una cascada, ni bonita ni fea. Tiempo para bañarnos, pero a los 5 minutos aquello se puso de turistas hasta la bandera, decidimos no bañarnos y fotografiar algunas de las cientos de mariposillas que pululaban por allí.
Después, nueva caminata por el borde del río y por los arrozales colindantes, hasta el lugar en el que la organización tenía previsto ofrecernos el almuerzo. Comida rápida a base de arroz, verduras y tortilla.
De nuevo al minibús, hasta donde íbamos a hacer un ‘divertido rafting’ descendiendo el río en canoas de caña de bambú. El bambú lo aguanta todo, es muy resistente. Las canoas eran simples troncos de bambú atados entre sí por cubiertas de bicicleta.
El río lo descendimos, pero a paso de tortuga y aburridos como borregos, los rápidos eran de chiste, el río cubría dos palmos y sólo nos mojábamos porque los palistas se lo proponían.
La hora de camino dentro del bus la pasamos charlando con el chico suizo, muy agradable y simpático, practicamos un poquito nuestro inglés, fue ameno y divertido mientras los demás ocupantes sobando.
En fin, llegamos algo decepcionados, pero fue culpa nuestra por no haberlo imaginado. Al menos la excursión no fue demasiado cara y le supimos ver la parte positiva.
Bueeenooo, pero ha sido diferente en cualquier caso,muy monos los elefantitos!
ResponderEliminarPreciosa la mariposa amarilla, si se posa en un tígre ni se la distingue..jeje!
Chicos.... Como va todo? Y tu brazo Miriem? Jejé tonta!! Espero que todo bien, comer, beber....y descansar, un abrazo niños xxxxx jessie y el Dau x
ResponderEliminarAngelito que veo que no tienes ganas de volver, mejor pq tu madrid va camino de no ganar nada tampoco este año. Ya he visto vuestras fotitos y aunque de tarde en tarde voy siguiendo el viaje. Felicidades por tu cumple y un beso para Miriam. Carlos A.
ResponderEliminarPor cierto, si quieres saber cosas del consejo de sabios ya te contare, todos bien hasta ahora.
ResponderEliminarSoys unos turistas baratos, esto es una turistada.
ResponderEliminarHabrias aprovechado mejor el tiempo haciendote unos masajistos donde tu sabes