Para llegar a nuestro nuevo destino nos desplazamos en un flamante autobús con aire acondicionado en plan bestia, al punto de que necesitamos pedir una manta para no congelarnos.
Según pasan las horas nos vamos adentrando al interior del país. El autobús ha recogido vietnamitas por el camino, pero casi ni se para, se suben en marcha. Cuando tienen que bajar también la cosa es muy rápida, parece que los tiran por la puerta o algo así. De repente… desaparecen.
Finalmente, tras 7 horas de viaje y viendo durante todo el trayecto infinidad de iglesias cristianas, llegamos a Dalat.
Lo primero que advertimos es una considerable bajada de temperatura, esta ciudad está en las montañas del interior y se nota y se agradece. Los vietnamitas son unos exagerados, llevan todos jerséis de lana y algunos hasta plumones, gorros y guantes de lana. Pobrecitos, hay que entenderles….estamos aproximadamente a unos 27 ó 28ºC y tienen frío.
Al llegar intentamos en cinco ocasiones entrar en un hotel, de todos ellos nos echaban, nos decían que estaban ‘full’ cuando no era cierto. No entendíamos nada. Por aquí no hay mucho turista occidental, pero sí asiático, sobretodo vietnamita. Por ello, algunos hoteles deciden no alojar occidentales. Finalmente encontramos uno que tenía carteles en inglés donde fuimos bien recibidos.
Esta ciudad es como un paréntesis en el país. La temperatura es mucho más baja, los paisajes montañosos, sus gentes no practican tanto el pijaming, de hecho las chicas llevan unos tacones de vértigo, la arquitectura de la ciudad es mucho más occidental y recuerda a algunas ciudades europeas.
Un gran lago domina el centro de la ciudad, Xuan Houng Lake. Es bastante extenso y dispone de barquitas para pasear, la gente pasea a su alrededor y algunos incluso pescan.
La plaza central es muy amplia, con una gran fuente y una escalinata donde se agolpan los vendedores ambulantes al caer la tarde. Oírlos es una experiencia, todos gritan al mismo tiempo intentando atraer la atención del comprador.
Chúa Linh So’n.
Una construcción que parece china. Tiene una gran pagoda central con imágenes en relieve. Aquí no habitan monjes naranjitos, su atuendo es diferente, son marroncitos, pero escasean.
Una de las cosas que más nos ha gustado de la estancia aquí, ha sido descubrir esta extraña casa, Crazy House. Es una obra contemporánea, que aún está por terminar y que recuerda a trabajos de Gaudí por su surrealismo, aunque parece ser el arquitecto se formó en Rusia. Básicamente es una construcción con formas naturales, árboles, caras, etc… formando un entramado de pasillos, escaleras y pasarelas que dan acceso a las estancias, algunas de las cuales están habilitadas como habitaciones, pues tienes opción de pernoctar.
En todas las estancias hay chimeneas extravagantes; en forma de calabaza, de canguro, de águila, de cesta, etc…
También aprovecha mucho la luz con todas las ventanas y cristaleras. En definitiva, es como si Antoni Gaudí hubiera venido de vacaciones por aquí, aunque paseando por ella también nos recuerda a la película Pesadilla antes de Navidad.
Y los enanos estos, ¿para qué quieren chimeneas, no les sería más práctico una barbacoa?
ResponderEliminarAPUNTE:
ResponderEliminarAquellos que gusten de alojarse en hoteles curiosos encontrarán en Dalat,(la Ciudad de la Eterna Primavera) una localidad situada en las montañas del sur de Vietnam, un alojamiento a la altura de sus expectativas.
Se trata de la “Hang Nga Crazy House”, diseñada a su regreso de Moscú, por Dang Viet Nga(también conocida como Hang Nga), quien posee un doctorado en arquitectura en la Universidad Estatal de Moscú y ha reconocido la inspiración del arquitecto español Gaudí en la construcción del diseño, hija del ex-presidente vietnamita Truong Chinh un factor que, sin duda, ha favorecido que las obras de tan estrambótico edificio sigan adelante en un país en el que, durante muchos años, toda expresión artística que se saliese un poco de la norma era vista con sospecha.
La Crazy House de Dalat funciona al mismo tiempo como guesthouse y galería de arte. Y es que todo el edificio bien puede ser considerado una “obra de arte” en sí mismo: un tanto bizarro, sí, pero “arte” al fin y al cabo.
La decoración, tanto del interior como del pequeño jardín que la rodea, parece sacada de la película de Disney “Alicia en el País de las Maravillas”: esculturas de jirafas, canguros de ojos rojos, telas de araña gigantes, escaleras laberínticas, y un comedor digno de la mejor fiesta de no-cumpleaños del Sombrerero Loco y la Liebre de Marzo.
Si bien la mayor parte de la gente se limita a visitar la casa durante unos breves minutos y continuar con su recorrido, la Crazy House cuenta con numerosas habitaciones, todas diferentes entre sí, que seguro hacen las delicias de las numerosas parejas que eligen “la París vietnamita” como destino para su luna de miel.
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Ahora sí se puede decir que estáis en la "Conchinchina" ¿NO?
-Lugar muy original chic@s Buen ojo con lo de Gaudí.
Bss!
ABURRIDOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO ESTA BIEN PERO NO MATA
ResponderEliminar¿POSITIVISMO ILUSTRADO? o_O
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