Esta construcción es del siglo VII y fue la residencia de los Dalai Lama. Es el más grande y rico de todos los centros religiosos del Tíbet, hoy gran parte de sus instalaciones se han transformado en museo.
Está situado sobre una montaña llamada Hongshan en Lhasa, a unos 3.700 metros sobre el nivel del mar. Ha sufrido numerosos daños durante los largos conflictos y el quinto Dalai Lama ordenó su reconstrucción con lo que fue ampliándose a través de los años.
Tiene unos 400 metros de largo y una altura de trece plantas construidas en forma escalonada adaptándose a las irregularidades del terreno; mitad templo y mitad montaña.
La fachada está claramente dividida en dos colores, los pisos inferiores lucen un color blanco y los otros un color ocre oscuro.
Cuando llegamos, evidentemente teníamos hora prevista de entrada, como nos adelantamos media hora, nos hicieron esperar. Cuando nos dieron luz verde, con las entradas en la mano, los pasaportes en la boca y el permiso en poder del guía para poder identificarnos, pudimos acceder al palacio.
Empezamos la visita subiendo la colina, a través de unas escalinatas en forma de zigzag, llegamos hasta la Puerta del Este, donde aparecen las figuras de los cuatro dioses guardianes. La subida no fue muy dura, pero se nota la falta de oxigeno.
A pesar de tener mil salas y pabellones sólo podemos visitar una pequeña parte, menos mal porque podríamos estar una semana en su interior.
Afortunadamente nos ha tocado un guía tibetano, pues la mayoría son chinos, siempre se agradece que sea alguien autóctono, pero desafortunadamente para comprender su pronunciación en inglés nos tenemos que esforzar de lo lindo.
Al entrar en el Palacio Blanco tenemos que atravesar patios y puertas con infinidad de escaleras, todo ello para llegar a la sala de estudio y dormitorio del Dalai Lama. A pesar de sus grandes dimensiones todo es muy acogedor, la vista agradece el gran colorido de todos sus elementos.
Después subimos hasta el Palacio Rojo, que está ubicado en la parte más alta, era la zona dedicada a la lectura de sutras búdicos y la oración, también conservan los restos mortales de los Dalai Lamas con sus enormes estupas.
Esta parte posee capillas, santuarios y hasta bibliotecas donde guardan con recelo cientos de libros con transcripciones del sánscrito al tibetano hechas en oro. Cada sala tiene una claraboya para la iluminación y ventilación, las columnas y vigas del palacio están esculpidas y las paredes poseen murales multicolores.
En su momento llegó a albergar unos 10.000 monjes, de los cuales sólo han quedado unos 200 que se dedican a su cuidado y mantenimiento.
Lamentablemente, como en todos los templos budistas, está terminantemente prohibido hacer fotografías en su interior.
Está considerado como la quinta esencia de la antigua arquitectura tibetana y fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 1.994.
A fecha de hoy, los budistas todavía albergan la esperanza de que su Dalai Lama regrese de su exilio en India, cosa, que visto lo visto, no creemos que ocurra.
A la salida del templo pudimos añadirnos a los fieles y girar alrededor de la montaña donde se encuentra ubicado el palacio. El recorrido es de aproximadamente 2Km. y de esta forma pudimos ver el resto de flancos del palacio.
Durante el trayecto hay algunos molinos que girar y los mismos tibetanos se preocupan de mantenerlos, suponemos que el gobierno chino está para otras cosas.
El camino es muy agradable y de vez en cuando hacen paradas en algunos bancos del paseo, la mayoría son gente de avanzada edad.
Un espacio para las estupas donde orar y ofrecer inciensos es otra parada obligatoria.
El ambiente que se respira es muy cordial y entrañable, nos sentimos muy cómodos en todo momento.
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ResponderEliminarEstoy ALUCINANDO!!!!!
ResponderEliminarPor cierto lo que comentáis de la similitud con el pueblo mongol, qué ojo tenéis! Mirad el minuto 6:04 se ve no solo los rasgos,ropas, también las carreras de caballos:
http://www.youtube.com/watch?v=rSdLRvwPrps
(Copiado):-La relación que se desarrolló y continúa existiendo en el siglo 20 entre los mongoles y tibetanos es un reflejo de la cercana afinidad racial, cultural y especialmente religiosa entre los dos pueblos del Asia Central.-
Hay incluso Astrología Tibetano-mongol. Sí Ángel,Astrología.
Bss!