Por fin nos hallábamos ante la frontera nepalí. Este último trámite aduanero fue muy pesado, pues la burocracia china exige exámenes minuciosos de los equipajes, incluso saliendo por frontera terrestre. Kodari es el único paso fronterizo entre China y Nepal y cada mañana llegan turistas y lugareños para cruzar de un lado al otro.
La diferencia horaria entre ambos países es de 1:45h, por lo que tuvimos que esperar casi una hora hasta el momento en que los nepalíes abrieron su frontera. De repente, aparecen en formación y desfilando todos los policías chinos para colocarse en sus puestos de trabajo. Los allí presentes hicimos una fila con muestros bultos. Nuevamente esperamos turno para que nos revisasen los equipajes. En el registro les interesan los libros y lo único que les sorprende es una guía de Vietnam de Lonely Planet, la miran y la requetemiran, pensábamos que por algún motivo nos la iban a requisar. Finalmente la policía nos pregunta dónde está ‘ese país’ y si nosotros éramos vietnamitas, la cara que puso Myriam fue para grabarla en vídeo. Finalmente recuperamos nuestra guía, recogemos nuestros macutos y nos estampan el sello de salida, ya estábamos legalmente fuera de China.
Al despedirnos de nuestro guía, que se aseguró de que salíamos correctamente del país, le pedimos si nos podía devolver el permiso de Tíbet, permiso que habíamos pagado, recibimos un NO rotundo, pues el permiso debe quedarse en China.
Fuera del control policial hay que cruzar a pie un pequeño puente sobre el río que separa ambos países, el puente de la amistad, que no se permita fotografiar. En su centro una línea roja delimita la frontera real, donde dos militares chinos hacen guardia pegados a ella, pero sin llegar a pisarla. Son los últimos militares chinos que veremos, una sensación de alivio nos recorre de arriba abajo..."somos libres" jejjjeje.
Al otro lado de la línea comienza el caos, se terminó el orden y la disciplina. Basuras en la orilla nepalí anunciaban que entrábamos en otro mundo.... ¿será igual que la India?, nos preguntábamos... por suerte, no es así.
Caminamos unos metros hasta llegar al puesto policial donde se tramitan los visados. La oficina podría confundirse con una tasca, tras rellenar formularios y pagar 40$ por cabeza ya estamos en Nepal, ahora toca llegar a Kathmandú, su capital.
Al ser domingo parece que los autobuses públicos no prestan servicio, con lo cual nos toca caminar hasta una explanada donde algunos Jeep 4x4 hacen el trayecto de descenso hasta Kathmandú. Nos subimos a uno que ya iba medio lleno, junto con tres chinos, dos nepalíes y una señora, creemos que alemana. Se paga a la llegada y en moneda china, 100 Yuanes por cabeza (unos 11€). Te dan el precio en Yuanes porque saben que aún no tienes rupias nepalíes, de todos modos es barato, son casi 120Km. y se tardan unas 4 ó 5 horas.
Pronto nos dimos cuenta que habíamos acertado, los dos chicos nepalíes son unos cachondos, la alemana una 'friki budista' y el chófer un tío encantador que nos iba parando por el camino para ver algunas cosas interesantes, hacer algunas fotos, descansar o bien tomar algo...
Desde la frontera hasta Kathmandú hay varios puestos de control policial. En el primero nos solicitaron a todos los pasaportes, pero curiosamente los nuestros ni los miaron. Más tarde pasamos por otros en los que sólo requerían la documentación a los tres chinos. Parece ser que por aquí no los quieren ni en pintura y así les tocan las narices un poquito... Se pasaron todo el viaje con los pasaportes en la boca y un poco mosqueados, mientras a nosotros sólo nos decían: welcome to Nepal!! Con esto, pagan justos por pecadores, pero debo reconocer que una maléfica sonrisa delataba nuestra alegría... ¡¡¡A joderse toca chinorris!!!
Paramos junto a un enorme puente colgante en la garganta de un río de montaña. Allí un grupo de colgados, nunca mejor dicho, se divertían haciendo ‘bungy jumping’. La caída debía tener sobre los 150 metros de altura. Hay que tenerlos bien puestos.
Paramos a comer y el calor era insoportable, hemos descendido y estamos ya a unos 1200 metros sobre el nivel del mar. El resto del viaje transcurre por la misma carretera sinuosa, bacheada y en mal estado, hay que ir esquivando a los peatones que también caminan por la misma calzada, si es que se le puede llamar así. Los paisajes y las gentes que vemos en el camino nos recuerdan a la India, excepto en la orografía del terreno.
Ya próximos a Kathmandú y con los culos cuadrados del traqueteo, nos encontramos con algo parecido a un piquete de huelga cortando la carretera. Parece que Nepal lleva unos cinco años esperando que escriban la nueva constitución. Los ciudadanos quieren legitimizar el resultado de las últimas elecciones y los dirigentes no cumplen con sus obligaciones.
Día si y día no, cortan los accesos a las principales ciudades durante horas, y hoy tocaba lío. Nos pararon el coche y se acercaron a nosotros, llevábamos un cartel que decía ONLY TOURIST, pues el resto de vehículos que trataban de acceder a la ciudad, allí mismo tenía que quedarse. Portaban herramientas y palos en las manos, pero nuestro chófer estaba muy tranquilo. Sorprendentemente, después de asomarse al interior del jeep y confirmar que éramos turistas, nos preguntaron cual era nuestra procedencia, sin más que hablar nos dieron la bienvenida con una sonrisa en la cara y nos desearon suerte en Nepal, hicieron un hueco y nos dejaron pasar sin problemas. Los tres chinos, por si acaso, escondían la cabeza. Nuestro chófer y los dos nepalíes, nos explicaron que su pueblo respeta a los turistas y que saben que sus problemas locales no van con nosotros, son internos.
Finalmente llegamos a Kathmandú tras casi 5 horas de viaje. Estábamos en mitad de una ciudad caótica y desordenada, al más puro estilo hindú, pero sin vacas ni tanta mierda. Esta todo muy viejo y destartalado y el tráfico es demencial, pero se palpa algo especial, es una ciudad con muchísima vida.
Faltaba la última sorpresa agradable, el chófer nos acercó hasta la misma puerta de nuestra gesthouse, en el barrio de Thamel, en el mismo centro de la ciudad. Estos detalles son los que te hacen empezar con buen pie.
¡Menudo cambio!
ResponderEliminarA los Chinos donde las dan las toman.
¿Solo en Nepal los dirigentes no cumplen con sus obligaciones?. Que se vengan a Sol a manifestarse hombre!!!jeje!
Suerte chic@s!