Guerreros de terracota

Para ir a ver los guerreros desde Xi’an hemos cogido el autobús 306 que sale desde una explanada justo enfrente de la estación de ferrocarriles. El precio del billete es de 7 Yuanes y el trayecto es de 1h.

Hemos madrugado y eso nos ha permitido llegar antes que los grupos organizados. Esperábamos encontrarnos con mucha más gente, pero hemos tenido suerte y no ha sido así. Hemos recorrido el recinto sin problema de aglomeraciones.

Al llegar te acosan un poco los guías, pero está todo muy bien indicado y no es indispensable.

La entrada cuesta 110 Yuanes y te da acceso a los tres yacimientos o fosas, al museo y a un cine circular.

Este yacimiento arqueológico fue descubierto accidentalmente por un campesino en 1974, al cual esperamos que hayan recompensado, porque menudo tinglado tienen aquí montado los chinos: hoteles, supermercados, restaurantes, tiendas, etc…

Todas estas excavaciones forman parte del mausoleo del Emperador Qin Shi, que fue el primer emperador que unificó los territorios de China y fundó la dinastía Qin.

Los antiguos chinos creían en la vida después de la muerte y este emperador medio loco, no se le ocurrió otra cosa que mandar construir un ejército completo, compuesto de miles de soldados de tamaño real, arqueros, caballos y hasta carros de guerra, todo ello para ser enterrado junto a él en formación completa de batalla y de esta forma protegerle en la otra vida.

Antes de acceder a las fosas, accedimos a un museo, en el que se pueden ver algunos guerreros reconstruidos en perfecto estado además de innumerables objetos extraídos del yacimiento.

Caminamos según el sentido de la visita y llegamos a la fosa nº 2. Ésta se abrió al público en 1995. En ella hay unos dos mil guerreros de terracota, pero la mayoría están todavía sin restaurar, se amontonan pedazos de guerreros, puedes ver cabezas, piernas, armaduras, etc… Para que no perdamos el interés tienen acristalados algunos guerreros y caballos que puedes observar detenidamente.

Seguimos hacia la fosa nº 3 que sólo tiene 69 figuras de oficiales y generales, por lo visto era cuartel general. Estas dos fosas te hacen ansiar ver la principal, pues no son muy interesantes pero es curioso poder ver como trabajan para la reconstrucción.

La fosa nº1 es el yacimiento principal y está cubierto por una cúpula que se asemeja a una estación de ferrocarril. Allí se encuentran las figuras en mejor estado, mientras también se ubican restauradores que se dedican a montar este gigantesco puzzle. Alberga 6.000 guerreros y caballos de terracota de tamaño natural y en formación de batalla, todo ello está en una fosa de 210 metros de largo por 60 de ancho. Los soldados tienen una estatura media de 1,80m. cada uno con sus armaduras, las cabezas y las manos eran moldeadas aparte y luego añadidas, cuando se enterraron eran de color, pero el paso del tiempo lo ha hecho desaparecer.

Verlos en formación es impresionante. Hay guerreros y oficiales, arqueros arrodillados y aurigas, todos tienen rasgos y expresiones faciales diferentes, algunos con cara de mala leche, pero eso sí, todos tienen mostacho, cosa curiosa pues hoy en día no hemos visto chinos con bigote. La posición de sus manos indica que cada uno de ellos llevaba su arma correspondiente: espadas, lanzas, jabalinas, arcos, etc.

Algunos detalles como los peinados, coletas o moños, los zapatos o simplemente las ropas te dejan sorprendido. Podrías estar horas buscando diferencias entre ellos, son asombrosos.

En la misma fosa trabajan los restauradores, es curioso verlos enfrascados en las labores de reconstrucción, un auténtico ‘trabajo de chinos’

En total fueron unas tres horas paseando por el recinto. La verdad es que vale la pena desplazarse hasta esta zona del país, disfrutar de estos yacimientos son una excusa perfecta.

En 1987 este yacimiento fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.