domingo, 27 de marzo de 2011

Angkor

Para visitar los templos de Angkor tienes varias opciones: hay entradas para un día (20$), para tres (40$) o para siete (60$). La extensión en la que se encuentran los templos es enorme y si realmente quieres verlos en detalle, necesitarás varios días.

Tras ver que el tiempo iba a seguir revuelto varios días más, decidimos visitar Angkor hoy domingo. Hay nubes, eso es bueno, pues no nos deshidrataremos, pero también es malo, ya que las fotografías saldrán con ese color plomizo que tan poco nos gusta.

Un tuk-tuk con guía nos acompaña en la visita haciendo más fácil los desplazamientos entre templo y templo.

El complejo se encuentra a 5,5Km. de Siem Reap y, antiguamente era la capital del Imperio Jemer durante su época de esplendor, entre los siglos IX y XV. Tiene una extensión aproximada de 200Km², aunque recientes investigaciones hablan de una posible extensión de 3.000Km² y una población de hasta medio millón de habitantes, lo que lo convertiría en el mayor asentamiento preindustrial de la humanidad.

Resumimos con los templos que más nos han llamado la atención.

Angkor Wat

Se trata de la mayor construcción en ámbito religioso construida en el mundo. Angkor es una antigua palabra del sánscrito que significa ciudad y wat, en jemer significa templo, con lo que Angkor Wat quiere decir Ciudad Templo. Está dedicado al dios hindú Vishnú y es Patrimonio de la Humanidad.
Este templo fue el único que no fue sepultado por la selva y permaneció habitado por monjes budistas. De aquí que sea el mejor conservado de todos.
El templo está cercado por una muralla que a su vez está rodeado por un gran lago en forma rectangular. No hay manera alguna de que se les cuele un turista sin pagar.

El acceso se hace por un puente sobre el lago y tras flanquear un arco de piedra ya se pueden ver a lo lejos las cinco torres características del templo, que a su vez son el icono de este país.




El gentío es enorme y mayoritariamente son japoneses y coreanos. Realmente no entendemos que hacen aquí los nipones, pues en su país desgraciadamente ahora tienen mucho curro. Bromas aparte; hacer una fotografía sin turistas moscones fue tarea difícil.


Hicimos el recorrido íntegro con la sorpresa de que la parte central estaba en plena reconstrucción. Un gran andamio formaba parte del panorama.
No podemos explicaros con detalle, pues estaríamos tres días escribiendo. Preferimos ilustrarlo con algunas imágenes.









Lo que nos impresionó también, fue el espeso bosque que rodea el templo. Puedes pasear horas bajo los árboles flipando con los pájaros, está todo muy cuidado y bien conservado. Caminando por el bosque fuimos descubriendo restos de pequeños templos desperdigados y algunos hombres naranjitos.




Una vez visto el templo principal nos vamos con el tuk-tuk al centro de Angkor Thom. Es una zona amurallada y tiene cuatro accesos, uno en cada lateral. En nuestro caso cruzamos por la puerta oeste.



El templo de Bayón

Es un complejo de culto en el centro de Angkor Thom.
Es uno de los templos que más nos ha gustado. Es de estilo budista y bastante original. Tiene 54 torres y 216 misteriosas caras sonrientes.






Ta Prohm

Es un templo jemer de finales del siglo XII. Originalmente se llamaba Rajavihara, monasterio real, y se utilizó como monasterio budista, llegando a alojar a más de 12.500 personas.
Cuando entramos nos sentimos en mitad de una película de Indiana Jones. Parecía que en cualquier momento iba a aparecer ‘Tapón’ gritando: “Indi, Indi”


Realmente está en mitad de la selva. La combinación de naturaleza y ruinas es impactante. De hecho no lo han querido rescatar de la jungla para que se pueda observar el estado en el que se encontraban todos los templos que se descubrieron a finales del siglo XIX.
Este templo está rodeado por una muralla sólo interrumpida por cuatro puntos, cada una de las puertas ubicadas en sus cuatro puntos cardinales. Las puertas son torres adornadas con caras enormes de Buda esculpidas en roca y se llaman gopuras.


El núcleo del templo está cercado por una galería plena de columnas preciosa, gran parte de ella también está en reconstrucción.
Los árboles se comen literalmente las ruinas, no acabamos de entender cual es el proceso, pues algunas raíces son tan gruesas que deberían haber roto los muros, en cambio se adaptan y abren paso a través de ellos.
Caminar entre estas ruinas nos ha parecido una experiencia totalmente diferente. Todo el templo es un laberinto de ruinas, reconstrucciones y selva, en ocasiones hemos tenido que retroceder en el camino para poder visitarlo en su totalidad.




Un spung creciendo sobre una de las galerías del templo.


Este ficus gibbosa crece sobre las ruinas.


Ta Keo o Preah Keo

Es un templo hinduísta de finales del siglo X y está inacabado.
Originalmente se llamaba "Montaña con picos de oro" y está dedicado al dios Shiva.

Tiene una altura de 45 m y surge de un lago artificial sobre el que emergen una serie de terrazas rectangulares concéntricas.
En lo más alto, cinco templitos en forma de pirámides llamadas prasat.
Subir hasta lo más alto es deporte de riesgo. Son tres niveles y ascender por esos peldaños tan estrechos y empinados nos hicieron dudar más de una vez. Finalmente coronamos la cima, pero lo peor estaba por llegar. La bajada del último tramo da un poco de cague, la hicimos prácticamente a gatas. Al llegar abajo el guía nos explicó que hacía tres años un japonés se mató por un resbalón en ese último tramo.




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