viernes, 27 de mayo de 2011

Chitwan

Llegar hasta esta ciudad ha sido toda una odisea. Tomamos un autobús a las 7 de la mañana, se supone que el trayecto es de 170Km. y se tarda unas seis horas.

El desplazamiento hasta Chitwan lo hacemos en paralelo al río Seti, sus aguas son de color chocolate y siempre acaban de alguna forma en el Ganges.


Numerosos arrozales en todo el trayecto y como siempre, los habitantes se desplazan por las estrechas carreteras, todo un peligro ya que nos encontramos con agricultores cargados, obras en pleno proceso y los niños dirigiéndose al colegio, más vale no mirar.




En este país, como ya habíamos comentado anteriormente, los ciudadanos hacen huelga día si y día también para presionar al gobierno, después de cinco años siguen sin haber escrito la constitución.

Al llegar a la central de autobuses, una vulgar explanada de tierra, nos pareció que no se trataba de un autobús turístico sino de un bus local, pero la mitad del pasaje era guiri y por lo visto no había otro medio de transporte.


Cuando llevábamos casi dos horas de trayecto pararon en el arcén e hicieron bajarse a todos lo nepalíes, esto ya nos hizo sospechar, algo iba a ocurrir. De repente, de morros nos encontramos con un gran piquete que tenía cortada la carretera principal.


No podíamos pasar porque se trataba de una compañía determinada. El calor era agobiante, no había ni un pedacito de sombra y evidentemente no llevábamos aire que no fuera el que entraba por las ventanas. Al final, todos abajo para poder respirar. Intentamos hablar con los revolucionarios pero no les pudimos convencer. Pretendían tenernos hasta las seis de la tarde parados. Todos los turistas hicimos las llamadas a nuestros destinos para avisar, fue un caos.

Cuando llegaba algún autobús claramente turístico no había problema, retiraban barreras y pasaban, pero nosotros allí seguíamos, nos faltaba el distintivo azul. Cada vez que llegaba algún vehículo, una masa humana se arremolinaban a su alrededor y con la mirada registraban a cada uno de los viajeros.


Finalmente y como por arte de magia la solución llegó en poco más de hora y media, nos hicieron dar un rodeo por un puerto de montaña y llevar a dos pasajeras nepalíes. Una buena solución ante lo que nos hubiera esperado.

Un par de kilómetros más adelante, recogemos a todo el pasaje nepalí que llevaba esperando durante todo este tiempo bajo la sombra de un árbol. Los reubicaron a todos como si de la India se tratase.

Finalmente llegamos y nos recogen en otra explanada, nos alojamos en el Chitwan Village Resort, aquí a todos los hoteles les llaman resorts.

El tiempo es mucho más caluroso y la humedad es elevada, la ducha se convierte en nuestra mejor amiga.

Al atardecer fuimos a un ‘centro cultural’ para ver el ‘stick dance’, una especie de danza con largos palos que si se descuidan se desnucan los unos a los otros.


En los alrededores del parque viven indígenas Tharu, se asentaron en el bosque llamado el tarai huyendo de los mongoles, en la frontera entre Nepal y la India. Dicen que sus grandes protectores eran los mosquitos transmisores de la malaria, pues han desarrollado cierta resistencia a la enfermedad mortal.


Parque Nacional de Chitwan

Al día siguiente, muy temprano, nos adentramos en el parque nacional para hacer Bird Watching. El lugar es un paraíso para las aves, verde, verde y más verde y siempre con el río Rapti en los alrededores, en sus aguas habitan los gaviales, los cocodrilos con el hocico alargado.




Cuentan con más de 450 especies diferentes de aves y 65 tipos de mariposas, la vegetación es ribereña y crecen más de 70 especies de hierba.






Al otro lado del río los monos campan a sus anchas. Pudimos ver como un macaco ‘intentaba’ cazar a un pavo real que observaba el parque desde la copa de un árbol. Fue emocionante ver acercarse al mono como el que no quiere la cosa. De rama en rama, la distancia al pavo iba disminuyendo, pero éste no perdía ripio y cuando más cerca estaba su atacante, a sólo un salto, echó a volar dejando al mico sin desayuno. Él lo había intentado.



Por la tarde hicimos un recorrido a lomos de un elefante por la jungla. Todo por ver al rinoceronte de un solo cuerno. El camino estaba muy empantanado, todo lleno de agujeros de las pisadas de los elefantes y el bosque es muy frondoso, tenemos que ir con cuidado con las ramas de los árboles.

En el elefante se suben cuatro personas, una en cada esquina del asiento. Tuvimos mala suerte y nos tocó un matrimonio hindú con un niño. Imaginaos la ilusión que le hizo a Ángel. A los diez minutos al niño le dio por dormirse y su cabeza continuamente nos daba en la espalda. El papá hindú era de grandes dimensiones y además portaba un paraguas para el sol, con él nos daba golpes en la cabeza y les declaramos la guerra, empezó la lucha por unos centímetros de espacio, uno codo por aquí y otro por allá.


Después de un rato y tras pasear por la espesa jungla pudimos ver al rinoceronte asiático, con sólo un cuerno y en peligro de extinción.

Hace algunos años su número se había reducido a menos de 100, pero actualmente cuentan con unos 400 ejemplares. En su edad adulta puede llegar a medir unos 180cm. de alto y poseen una armadura muy espesa, según dicen es difícil de penetrar incluso con una bala.

Actualmente el ejército protege a estos animales castigando severamente a los cazadores furtivos. Por lo visto, todos y cada uno de los órganos de este animal son un remedio a un montón de supersticiones.




A pesar de que por lo visto hay unos 120 tigres de Bengala en este parque, con tanto elefante tampoco pudimos verlo. La caza furtiva también les afecta, pero principalmente el gran problema es la pérdida gradual de su hábitat. Cada ejemplar necesita unos 60Km. de espacio y este parque no es lo suficientemente grande para tantos tigres.

Otros mamíferos silvestres se pasean con toda tranquilidad por el parque, evidentemente siempre teniendo en cuenta a sus depredadores, se trata de los grupos o rebaños de las las cuatro especies de venado (ciervos y antílopes): el más numeroso es el elegante chital o axis axis, también el majestuoso ciervo sambar o cervus unicolor, el axis menor y el muntjac.


3 comentarios:

  1. Ya es un privilegio poder a este animal del que solo quedan 533 según Internet de los cuales 500 están en Chitwan, mñas que nada porque está en peligro de extinción

    ResponderEliminar
  2. Armadillos gigantes!
    Qué verde más impresionante!
    Qué pesaditos con las huelgas...leche!

    ResponderEliminar
  3. Deseándo vuestro regreso. ¡BUEN VIAJE DE VUELTA!

    ResponderEliminar